27 noviembre 2017

(colonizada)

"El dolor me afea la letra. Coloniza el cerebro sin dejar espacio para nada más. Me deja en vigilia y, a la vez, idiotizada. El dolor me afea la letra y súbitamente me enfado mucho conmigo misma al hacerme consciente de que escribo como si de verdad fuese una hipocondríaca. Asumo el discurso de los hipocondríacos y me ciño a la mirada de lo que los demás esperan de mí. Pero hoy me rebelo. No soy una hipocondríaca. No estoy deprimida. Tengo un dolor. Una enfermedad. Lo reivindico. Me quejo."


Marta Sanz, Clavícula

1 comentario:

Beauséant dijo...

Dolores reales o imaginarios, da igual, todos acaban doliendo igual...