28 marzo 2013

hoy hace 72 años que Virginia Woolf se metió en el río Ouse con los bolsillos llenos de piedras


Dearest,

I feel certain that I am going mad again. I feel we can't go through another of those terrible times. And I shan't recover this time. I begin to hear voices, and I can't concentrate. So I am doing what seems the best thing to do. You have given me the greatest possible happiness. You have been in every way all that anyone could be. I don't think two people could have been happier 'til this terrible disease came. I can't fight any longer. I know that I am spoiling your life, that without me you could work. And you will I know. You see I can't even write this properly. I can't read. What I want to say is I owe all the happiness of my life to you. You have been entirely patient with me and incredibly good. I want to say that — everybody knows it. If anybody could have saved me it would have been you. Everything has gone from me but the certainty of your goodness. I can't go on spoiling your life any longer.


I don't think two people could have been happier than we have been.

V.


28 de marzo de 1941, última carta de Virginia Woolf a Leonard Woolf

6 comentarios:

chris dijo...

Creo que puedo llegar a entender lo que sentía pero me sigue embargando la pena al leer la carta.

:-(

Lenteja dijo...

La última frase es tremeda(mente) bella y desgarradora.
Hoy mismo estaba leyendo sobre la enfermedad mental y su repercusión en la capacidad artística. Esta carta lo ejemplifica totalmente.
Qué triste y qué terrible.
besos

ISA dijo...


La pobre estaba más pa'llá que pa'cá. Siempre he pensado, y dicho, que su obra me gusta, en conjunto, poco o nada, pero su vida fue apasionante.

Por otra parte, qué valentía al quitarse la vida de ese modo, eso sí que me da miedo, pensar qué estaría pensando ella mientras se ahogaba, que eso debe durar un tiempo.

M. dijo...

Supe de un parco pero emotivo reflejo textual para esa carta tan triste. Copio y pego: 'El 28 de marzo de 1941 Virginia Woolf se llenó los bolsillos de piedras y se metió en el río Ouse. Su marido, Leonard Woolf, era obsesivamente puntilloso y había llevado un diario durante toda su vida adulta en el que apuntaba los menús cotidianos y las millas recorridas en coche. Aparentemente, nada cambió el día que su mujer se suicidó: anotó las millas recorridas por su coche. Pero ese día el papel quedó oscurecido por un borrón, escribe su biógrafa, Victoria Glendinning, "una mancha de un marrón amarillento que luego se frotó o secó. Podría ser té o café o lágrimas. Es la única mancha en todos los años de limpias anotaciones en el diario".'

(James Wood. Los mecanismos de la ficción)

arponauta dijo...

gracias, M., me ha encantado saber de esa mancha, triste mancha.

Anónimo dijo...

If anybody could have saved me it would have been you..." eso creo que es el amor... sentir que las caricias, los besos, un abrazo de alguien especial puede salvarte.